Las jaleas son conservas de apariencia y textura gelatinosas, una especie de geles aptos para consumo humano que pueden ser dulces o saladas, según cómo sean preparadas y los sabores que predominen en ellas.
Si uno investiga las aplicaciones prácticas de esta palabra no tardará en descubrir una gran variedad de productos que le dan diversidad y amplitud al concepto.
La conserva de cidra, por señalar un caso específico a modo de referencia, se define como jalea del agro, mientras que la llamada jalea real es el alimento de las larvas de abeja: las que serán reinas consumen una jalea pura y las futuras obreras acceden a una jalea mezclada con polen. La jalea de flores, por su parte, es una sustancia a base de pétalos de flores comestibles confitados en almíbar. De querer una jalea frutal, en cambio, se puede deleitar el paladar con jaleas caseras de manzana, uvas, arándanos, naranja, fresa, durazno, pera o piña, por enumerar algunas opciones a considerar.
Si uno se interesa por los secretos de la gastronomía china, por indicar otra alternativa, llegará hasta la jalea de hierba, una preparación que se incluye como ingrediente de postres y bebidas. La jalea negra propia de Indonesia, en este marco, se consigue comúnmente bajo la presentación de polvo instantáneo.
Por último, es importante tener presente que, en territorio peruano, se identifica como jalea a un plato elaborado con productos de mar: según qué alimentos se incluyan se puede diferenciar entre jalea de mariscos, jalea de pescado o jalea mixta.