Se considera como hierba a aquella planta de dimensiones pequeñas y carente de órganos leñosos cuyo tallo es tierno y perece tras dar la simiente.
De todas ellas, existen algunas anuales y otras vivaces que se desarrollan desde tallos subterráneos. También hay clasificaciones en base al tamaño conseguido que da origen, por ejemplo, al grupo de las megaforbias (hierbas gigantes que pueden llegar a tener varios metros de altura), así como también hay una categorización basada en la naturaleza de la hierba que se divide en natural y artificial (rama que se utiliza para describir al césped sintético).
Cabe destacar que, además de las mencionadas, hay categorías que permiten apreciar mejor a cada tipo de hierba. Gracias a ellas, se puede saber que hay algunas plantas de cualidades aromáticas (bautizadas como finas hierbas o, simplemente, hierbas aromáticas) que se ofrecen frescas, secas o deshidratadas con el fin de sazonar las comidas y otras que se emplean en la medicina como recurso para controlar y/o combatir alguna afección. Respecto al primero de los conjuntos mencionados, se puede decir que dentro de él se encuentran contempladas las denominadas Hierbas de Provenza, una mezcla de plantas originarias de las zonas mediterráneas que incluye tomillo, orégano, romero, laurel y albahaca, entre otras hierbas.
En algunas regiones, también es frecuente hacer referencia a la hierba buena (nombre que se utiliza para mencionar a las variedades de menta) y a la hierba mala, una expresión que apunta a describir a la planta que crece de forma espontánea y dificulta el buen desarrollo de los cultivos.