Las fobias se manifiestan como la aversión obsesiva a algo o alguien y el temor compulsivo, intenso y desproporcionado de raíz irracional que se manifiesta frente a objetos o situaciones concretas.

Este trastorno que puede ser desarrollado por hombres y mujeres de cualquier edad es de amplio alcance ya que puede desencadenarse por cualquier motivo, por eso es difícil abarcar a todas las fobias en categorías específicas.

De todos modos, tras analizar conductas y registrar coincidencias entre quienes padecen este problema, los expertos han establecido conceptos para identificar a las fobias más comunes.

Así se logró darle entidad a la agorafobia (angustia o miedo ante los espacios abiertos como parques o avenidas), a la claustrofobia (angustia frente a los lugares cerrados), a la fobia escolar, a la acrofobia (pánico irracional a las alturas), a la homofobia (rechazo contra los hombres y mujeres homosexuales) y a la aracnofobia (miedo a las arañas), por citar algunas.

Con el paso del tiempo, también se extendieron e intensificaron a nivel mundial los trastornos como la tapefobia (miedo a ser enterrado vivo), la triscaidecafobia (terror hacia todo lo relacionado al número 13), la selacofobia (pánico irracional a los tiburones), la tetrafobia (miedo al número 4) y la geliofobia (trastorno que genera miedo a la risa tanto de uno mismo como a la de los demás).

Cabe destacar que, aunque a algunas personas les resulte extraño, en la actualidad hay quienes han sido diagnosticados como emetofóbicos (por su pánico anormal e irracional hacia el vómito), ligirofóbicos (miedo a los ruidos fuertes), coulrofóbicos (terror a los payasos), eritrofóbicos (por su incontrolable miedo a ruborizarse) y cibofóbicos (trastorno que se caracteriza por el miedo o la aversión al acto de comer).