El acto y la consecuencia de filtrar, cualquiera sea el marco en el cual se desarrolle la acción, se definen como filtración. Según se desprende de la práctica, este proceso puede tener lugar en diversos contextos, perseguir distintos objetivos y abarcar múltiples elementos, por eso resulta interesante repasar todas las aplicaciones del concepto para saber de qué se trata y cómo transcurre cada procedimiento.

Los expertos en Fisiología, por ejemplo, presentan como tasa de filtración glomerular a un índice medido en mililitros por minuto y basado en el volumen de fluidos que se filtran por unidad de tiempo a partir de los capilares glomerulares renales hacia la parte interna de la cápsula de Bowman.

La filtración informativa, en cambio, se produce cuando se dejan trascender ciertos datos a los medios de comunicación, generando así la difusión de material sensible que, por alguna razón o durante un determinado periodo de tiempo, debería mantenerse bajo reserva.

En los laboratorios, por otra parte, se puede trabajar con un embudo de filtración para trasvasar un líquido de un recipiente a otro receptáculo. Cuando se busca separar la parte sólida de la parte líquida de una mezcla, la técnica que se emplea es la que se conoce como filtración al vacío.

En sistemas de riego, el procedimiento que se tiene en cuenta es la filtración por discos, mientras que se apela a la filtración por cartuchos para hacer que, al aplicar presión, el fluido circule dentro de un portacartuchos donde hay cartuchos filtrantes que retienen las partículas contaminantes.