El término falla, de acuerdo al contexto en el cual se lo cite, puede dejar al descubierto distintos significados. De este modo, el concepto puede ser asociado a un defecto material de un objeto (el cual puede ser de fábrica y arruinar la calidad del producto), a una discontinuidad geológica que se forma en las rocas de la corteza terrestre, a un gorro de tela fina que se utiliza en ciertos países para proteger la cabeza de los niños de corta edad o al conjunto de figuras de perfil burlesco que, en Valencia, se colocan sobre un tablado y se queman frente al público en el marco de las Fiestas de San José.
De querer hacer foco sólo en la acepción referida al plano geológico, entonces es posible determinar que una falla de este tipo puede considerarse activa o inactiva, así como también puede describirse en función de su origen y características como falla sísmica, asísmica, falla inversa, falla normal, falla transcurrente, rotacional, oblicua, escalonada o falla transformante.
Fuera de estas referencias, es posible además asociar el término a una cobertura de la cabeza que, en otras épocas, solían usar las mujeres para abrigarse por las noches y, al mismo tiempo, lucir adornada la parte superior del rostro, así como también entenderlo como una expresión médica que, por ejemplo, sirve como sinónimo de insuficiencia renal. La falla renal, por lo tanto, describe la anormalidad que lleva a los riñones de un ser humano a dejar de funcionar de forma correcta.