Quienes se especializan en tratamientos de ortodoncia o trabajan con maquinarias destinadas a pruebas o ensayos de materiales (como sucede en la industria automotriz, por señalar un ejemplo) suelen darle una gran importancia al dinamómetro, un instrumento que brinda la posibilidad de hacer mediciones de fuerza a partir de la deformación elástica de un muelle que ha sido calibrado de modo previo.
Al buscar información sobre el tema y asesorarse para conocer variedades, modelos y precios, es posible distinguir múltiples alternativas. A grandes rasgos, se pueden diferenciar los dinamómetros mecánicos (que suele aprovecharse con finalidades pedagógicas) frente a los dinamómetros digitales, pero la oferta es mucho más amplia y diversa para adaptarse a un gran número de actividades.
Si profundizamos la búsqueda de opciones, ganarán relevancia además los dinamómetros de tracción y los dinamómetros de compresión. Se comercializan dinamómetros cromados y de acero para mediciones de tensión de correas móviles, dinamómetros de precisión para establecer la fuerza de compresión y tracción, dinamómetros inalámbricos, dinamómetros de mano, dinamómetros de motor y dinamómetros universales (aconsejables para circuitos y sistemas de ingeniería mecánica y métodos de propulsión), por describir algunas de las propuestas más comunes.
De querer realizar pequeños experimentos en el propio hogar para pesar un cierto elemento o medir fuerzas, nada mejor que fabricar, con pocos elementos y siguiendo las instrucciones de un experto en el tema que sepa cómo es y de qué modo se utiliza esta herramienta, un dinamómetro casero. Un tubo de plástico, un rotulador, un resorte, alambre, goma y un corcho serán suficientes para poder desarrollar este dispositivo.