El concepto de densidad, una palabra que según la teoría alude a la cualidad que distingue a algo denso, está presente en múltiples áreas de trabajo. Se lo aprovecha, por ejemplo, en Física para hacer alusión al vínculo entre la masa y el volumen de un cierto cuerpo y se expresa con la unidad de kilogramo por metro cúbico; en Informática para señalar la cantidad de bites que pueden ser registrados en un determinado sistema de almacenamiento de memoria y en el campo de la Fotografía para marcar el grado de ennegrecimiento de una fotografía de acuerdo a la cantidad de luz recibida.

Cuando los expertos en Física trabajan sobre la densidad óptica, asimismo, apuntan a establecer, por un medio transparente, el grado de absorción de luz, mientras que apelan a la densidad de energía para indicar cuánta energía se acumula en un sistema o región del espacio analizado.

La noción, según se desprende de la práctica, da origen a numerosas categorías más allá de las citadas líneas arriba. Existen, por enumerar otras que sirvan de orientación, la densidad de población (variable que informa la cantidad de seres de la misma especie que habitan un cierto territorio por unidad de superficie), la densidad de flujo eléctrico (abordada desde el electromagnetismo), las densidades absoluta, relativa, media y aparente, la densidad tensorial (vinculado a la idea de campo tensorial ordinario), la densidad numérica (para contabilizar la concentración de objetos que pueden enumerarse en Astronomía, Física, Geografía, Biología y Química) y la densidad crítica (o ecuaciones de Friedmann).