Los auditores son quienes se encargan de realizar, en diversos contextos, auditorías. Así se conoce al procedimiento basado en la investigación que una persona o grupo de expertos externos realiza para supervisar, analizar y evaluar una cierta gestión.

De acuerdo al área examinada y los elementos puestos en consideración, se pueden reconocer distintas clases de auditoría.

La más sencilla de identificar por el común de la gente es la auditoría de los estados contables (auditoría contable), dirigida a explorar la condición financiera y patrimonial del ente auditado en cada ocasión.

Además, se suelen desarrollar auditorías jurídicas a fin de mejorar u optimizar las gestiones de una institución o compañía relacionadas a la parte legal; auditorías energéticas para inspeccionar y hacer un relevamiento de los flujos de energía en una edificación (hay, en este marco, auditorías preliminares y auditorías generales) y auditorías informáticas que pueden llevarse a cabo de manera interna (con empleados de la corporación auditada) o externa (con personal contratado específicamente para tal fin). Al profundizar en las características y opciones que ofrece la auditoría informática, uno advierte que existen las modalidades de auditoría de la gestión, la auditoría de las bases de datos, la auditoría de seguridad y la auditoría de las comunicaciones, entre otras.

Por otra parte, resulta interesante tener en cuenta que una organización o empresa puede contratar auditores para completar un proceso de auditoría social o bien para realizar una auditoría de carácter medioambiental.

La auditoría de innovación, la auditoría política, la auditoría de marca, la auditoría de código de aplicaciones, la auditoría de accesibilidad, la auditoría forense y la auditoría científico-técnica son otras alternativas que diversifican a dicha actividad.