Se describe como abrasivo (o su correspondiente versión en femenino) a todo elemento que sirve para generar abrasión. En este conjunto aparecen productos que permiten pulir, limar, raer o desgastar materiales duros como vidrios, metales, etc.
Hay varias sustancias que entran dentro de esta clasificación, por eso resulta importante informarse al respecto y saber de qué se trata el tema más allá de no trabajar con este tipo de elementos. Los abrasivos se tienen en cuenta para numerosos procesos, ya sean de carácter artesanal o industrial.
De acuerdo a los expertos, su procedencia u origen así como su dureza son cuestiones que se toman bajo consideración a la hora de categorizar a los materiales. En este sentido, se puede señalar la existencia de abrasivos naturales y abrasivos artificiales, además de abrasivos de menor o mayor dureza segmentados por escalas.
Al profundizar nuestros conocimientos en relación a estos productos también podemos determinar las aplicaciones que puede llegar a tener un abrasivo. El nitruro de boro cúbico, por mencionar un caso puntual, suele aprovecharse a nivel industrial para el proceso de mecanizado de acero aleado. La roca conocida como esmeril, por su parte, se destina al desarrollo de polvo abrasivo y el armado de piedras adecuadas para pulir, afilar y sacar brillo a diversas piezas.
Otro dato que surge al buscar información sobre abrasivos apunta a analizar la estructura de los granos abrasivos, los cuales requieren un aglutinante para unirse y generar considetencia. Esta sustancia puede tener origen orgánico (como sucede con los aglutinantes vegetales) u origen inorgánico (como los aglutinantes minerales).