Los artistas definen como lienzo a la tela fabricada en algodón, cáñamo o lino que está lista para poder pintar sobre su superficie. En el plano militar, en cambio, un lienzo es una parte de muralla que se extiende de manera recta de cubo a cubo o de baluarte en baluarte. Por otra parte, suele aprovecharse este término para hacer alusión a una clase de pañuelo utilizado para secar el sudor o limpiar la nariz o, en el ámbito de la arquitectura, para describir la fachada de una edificación que va desde un ángulo hacia otro.
También es interesante saber que, en suelo mexicano, se distingue como lienzo charro a un circuito especial con una manga y otras estructuras acondicionadas para llevar a cabo encuentros de charrería. Se trata del escenario donde se desarrollan las charreadas.
El lienzo de pureza, en cambio, es un paño que, durante la crucifixión, sirvió para cubrir las partes íntimas de Jesús.
Y si centramos nuestra atención en las obras surgidas a lo largo de la Historia por las habilidades pictóricas de alguien, encontraremos entonces alternativas como el Lienzo de Quauhquechollan (una pintura náhuatl conservada en un museo de México que, según los historiadores, data del siglo XVI), por señalar un caso a modo de referencia.
El Lienzo de Tlaxcala (surgido en la segunda parte del siglo XVI) y el Lienzo de Zacatepec (pintado en carbón o con pintura negra), asimismo, son códices de gran antigüedad que sirven como ejemplos de la diversidad de aplicaciones que posee el concepto de lienzo.