Los licores son un tipo de bebida alcohólica que se obtiene por maceración, destilación o al mezclar diferentes sustancias. Sus ingredientes básicos son azúcar, agua y alcohol: las esencias aromáticas y otros aditivos varían en función del sabor, el color y la consistencia que se busca.
Cuando la incorporación de determinados compuestos químicos perjudica al producto volviéndolo dañino para el consumo humano, ya sea de modo intencional o por un proceso natural, se lo define como licor de garrafón o licor adulterado. Si nos instruimos al respecto y nos animamos en el hogar a crear nuestro propio licor, entonces podremos deleitarnos con licores caseros o artesanales.
Más allá de la manera en la cual se lo fabrique, los sabores predominantes en esta bebida permiten diferenciar entre, por ejemplo, licor de café, licor de crema catalana, licor de chocolate, licor de almendras, licor de durazno, licor de huevo y licor de menta. En relación a los ingredientes empleados, es interesante señalar que, a nivel mundial, son muchas las personas que prefieren los licores frutales frente a los licores con hierbas con propiedades digestivas. Asimismo, hay licores cremosos y licores aptos para veganos: basta con investigar un poco la oferta al respecto para comprobar que existen licores para toda clase de consumidor, sea cual sea su preferencia a la hora de tomar esta bebida.
La graduación alcohólica y la cantidad de endulzante, por último, permiten reconocer al licor extra seco, al licor seco, al licor dulce, al licor fino y al licor crema, así como el número de ingredientes empleados sirve para distinguir entre licores simples o licores mixtos.