Uno de los exponentes más bellos y admirados dentro del mundo de las aves es el jilguero. Este pájaro que suele encontrarse en territorios como el español, el uruguayo y el argentino es fácil de domesticar porque se adapta bien a múltiples ambientes pero, por amor y respeto a los animales, lo más aconsejable es dejarlo vivir en libertad.
Una de las subespecies que forma parte de esta familia es el jilguero dorado o argentino. En este clan, la hembra se caracteriza por tener una tonalidad grisácea con estrías, mientras que el macho se distingue por su color amarillo y las alas en tono verdoso. De acuerdo a los expertos en estas aves, estos jilgueros que en época invernal forma bandadas numerosas que abandona en el periodo reproductivo, suelen aprovechar los huecos y las grietas de los troncos para hacer sus nidos así como también acostumbran instalarse en los nidos que dejan abandonados los horneros.
El jilguero aliblanco, por su parte, está emparentado con el jilguero gris y el jilguero canario (también conocido como jilguero norteamericano). Estos ejemplares, que se distribuyen por varias naciones (entre las cuales aparecen México, Perú, Colombia y Venezuela), suelen abandonar Estados Unidos en invierno para escapar de los sitios fríos. Su trino es prolongado, con frecuencia combinando gorjeos propios de otras especies.
El jilguero peruano o cabecinegro, el jilguero grande, el jilguero capirotado o corona negra, el jilguero cola blanca, el jilguero austral y el jilguero azafranado son otras especies que pertenecen al grupo de los jilgueros.