Aunque la tecnología avance y sorprenda con consolas cada vez más sofisticadas, en la memoria de millones de apasionados por los videojuegos siempre habrá lugar para el Game Boy, una consola portátil alimentada a pilas que durante varios años comercializó Nintendo.
Esta familia de equipos destinados para el entretenimiento ofrece una amplia variedad de versiones, algunas de las cuales vamos a describir a continuación para informar a las generaciones más jóvenes y para emocionar a quienes, alguna vez, jugaron con un Game Boy.
La revolución comenzó en 1989 con el lanzamiento del Game Boy original, en el cual el clásico Tetris se convirtió en el pasatiempo más exitoso. A mediados de los ’90, una edición especial bautizada como Play It Loud! permitió acceder a consolas Game Boy con diseños únicos de colores diversos.
El Game Boy Pocket, por su parte, fue una creación pequeña, liviana y con menos exigencia de energía que brilló entre los años 1996 y 2000, aproximadamente. Muy similar a este aparato fue el Game Boy Light, que tuvo una distribución exclusiva para el territorio japonés.
Para renovar el interés de los consumidores, en 1998 apareció el Game Boy Color, con más velocidad de procesamiento, un puerto infrarrojo y una memoria más eficiente, entre otros rasgos que lo diferenciaban de sus antecesores.
Ya en la era del 2000, Japón vio nacer al Game Boy Advance, consola que temporadas después quedó opacada por el Game Boy Advance SP y, a partir del 2005, fue dejada en el olvido ante el entusiasmo generado por el Game Boy Micro, consola que quedó en la Historia como la más diminuta de la serie.