El acto de gestionar algo se define como gestión. En la práctica, este concepto se aplica a una gran cantidad de actividades, por ese motivo a continuación detallaremos las categorías más comunes a fin de proporcionar información al respecto.

Quienes se especializan en Derecho, por ejemplo, identifican como gestión de negocios al cuasicontrato originado por cuidar intereses de otros sin mandato de su propietario.

La gestión de residuos, en tanto, es un servicio fundamental para mantener la higiene tanto en el ámbito público como privado, para minimizar los efectos contaminantes para el medio ambiente y la salud y para recuperar recursos mediante la reutilización o reciclaje. Esta gestión abarca la recolección, el traslado y el tratamiento de sustancias líquidas, sólidas y/o gaseosas procedentes del sector doméstico, industrial y comercial.

De administrar dinero, acciones, bonos, etc, por otra parte, se hace alusión a la gestión de activos, responsabilidad asumida por una institución que funcione como administradora (una entidad bancaria, por ejemplo) para decidir y asesorar sobre las inversiones más convenientes para que el inversor obtenga los mejores beneficios posibles.

La gestión sanitaria (del campo de la salud), la gestión de proyectos (para armar un plan, organizarlo y llevarlo a cabo con objetivos concretos), la gestión integral de riesgo (llevada a cabo en tres dimensiones que incluyen la prevención de un desastre, la paliación de sus efectos y la toma de medidas para evitar próximos problemas a largo plazo), la gestión remota (expresión propia del ámbito de la informática, para acceder a los equipos a distancia) y la gestión urbana (para ordenar y estipular el uso y la ocupación de territorios rurales y urbanos) son otras alternativas que se desprenden de la noción general.