Los expertos en cuestiones matemáticas definen como fractal a la estructura repetida a distintas escalas que se caracteriza por conservar tanto su aspecto como su distribución estadística. En la práctica, los fractales han permitido aplicar técnicas en múltiples disciplinas científicas, así como también tienen provecho en el arte y en tareas como la compresión de datos, por señalar algunas posibilidades a modo de referencia.

Es posible distinguir, por ejemplo, a los fractales de pinturas, a los fractales animados (incluso, muchos de ellos pueden ser diseñados en tres dimensiones), a los fractales matemáticos y a los fractales naturales (tal como se cataloga a cada elemento propio de la naturaleza que por su forma y apariencia puede abordarse desde la geometría fractal). De estas menciones se desprende la idea de que tanto el ser humano como la naturaleza pueden llegar a ser artífices de un fractal.

También hay que tener en cuenta que los fractales pueden ser aleatorios (surgidos por procedimientos estocásticos o destacarse como fractales de algoritmos de Escape (determinados por un vínculo de recurrencia en cada punto del espacio).

Al buscar más información sobre el tema descubrimos asimismo al Conjunto de Maldelbro, un fractal autosimilar que surge a partir del grupo de puntos estables que poseen órbita acotada bajo determinada transformación iterativa de carácter no lineal. Quienes tienen sensibilidad artística, por su parte, pueden lograr paisajes fractales al representar una vista panorámica, ya sea real o imaginaria, a partir de fractales, o desarrollar composiciones musicales rítmicas y armónicas haciendo uso de formas fractales.