El hecho de financiar algo, es decir, de facilitar el capital necesario para impulsar un plan comercial, de investigación, informativo, etc, da como resultado un financiamiento.

Esta operación, que permite darle solvencia o dinero a una persona, entidad o empresa a fin de posibilitar el desarrollo de una actividad o proyecto por medio de créditos o préstamos de plazos variables. Un partido político, por señalar un caso puntual a modo de referencia, necesita financiamiento para respaldar su estructura y solventar los gastos de campaña electoral más allá de utilizar sus fondos partidarios.

Si el plazo de devolución del dinero supera los doce meses, se hace alusión al financiamiento a largo plazo, pero si el plazo es menor a ese lapso entonces se lo define como un financiamiento a corto plazo.

Hay que tener en cuenta además que estos procesos pueden impulsarse con medios propios o ajenos. Conocer la procedencia del beneficio financiero otorgado permite diferenciar entre financiamiento externo (como la financiación bancaria, por ejemplo) y financiamiento interno (amortizaciones, reservas, etc). Al respecto se puede agregar además que el financiamiento propio carece de vencimiento mientras que el financiamiento a través de créditos o medios externos similares sí tiene fecha y condiciones de devolución.

Otra modalidad que no se puede pasar por alto es el financiamiento colectivo, cada vez más aprovechado gracias al uso de Internet. En este caso, alguien comparte un proyecto en la Web y busca gente que, entusiasmada y confiada en el plan, aporte fondos para hacerlo realidad. Así, numerosos inversores contribuyen a financiar la idea.