Todo lo que es útil para fijar, asentar o asegurar algo se describe como fijador. Este concepto, en la práctica, se emplea en numerosos ámbitos para hacer alusión a múltiples productos.

Existen los fijadores de cabello que se comercializan en spray o con consistencia de gel que permiten mantener firme el pelo en una cierta posición, los fijadores líquidos que sirven para mantener firmes los dibujos elaborados con lápiz o carbón y los fijadores empleados en el ámbito de la Fotografía a la hora de revelar imágenes para quitar las sales de plata sensibles a la fuente lumínica.

Si centramos la atención en las aplicaciones de los diodos semiconductores, además, apreciaremos las particularidades de los fijadores de nivel. Hay cuatro variedades al respecto: fijadores positivos (donde la señal alcanza un nivel de referencia mayor a cero), fijadores negativos (el nivel de referencia, en este caso, no supera el cero), fijadores positivos polarizados (que pueden ser, a su vez, positivos o negativos de acuerdo a la fuente de polarización) y fijadores negativos polarizados (con desplazamientos de valores hacia la escala negativa).

De hacer un repaso general de las alternativas que existen en relación a los diversos usos del producto, diferenciaremos a los fijadores textiles (para telas), a los fijadores de maquillaje (para que los cosméticos duren más tiempo sobre la piel), a los fijadores antisalitre para paredes tanto internas como externas, a los fijadores de perfume para que las fragancias perduren y a los fijadores de uso externo con fines terapéuticos para el tratamiento de fracturas, por señalar otras clasificaciones que demuestran el amplio alcance de esta noción.