El concepto de extintor se emplea como adjetivo cuando se busca describir a un objeto que sirve para extinguir algo. Con esta palabra se suele reconocer a los aparatos que se utilizan para combatir el fuego y que están presentes en el interior de automóviles, centros comerciales, edificios y otros sitios como recurso de auxilio ante el surgimiento de un incendio.

Hay muchas clases de extintores, que varían entre sí por los agentes extintores que permiten apagar las llamas (como el agua pulverizada, los polvos químicos, la combinación de agua y espuma, etc), los tamaños que poseen y sus capacidades.

El extintor instantáneo es una de las opciones de uso profesional que permite no solamente extinguir el fuego sino también enfriar la zona y las inmediaciones del lugar afectado. El extintor de halón, en cambio, es un producto que se ha dejado de utilizar desde hace algunos años por los daños que genera en la capa de ozono.

La lista de alternativas incluye además a los extintores hídricos con cargas de agentes espumógenos o agua (no recomendables para incendios desencadenados por un problema eléctrico), los extintores para metales (útiles para elementos combustibles), los extintores de polvo universal, los extintores de dióxido de carbono y los extintores de polvo químico seco.

Es importante tener en cuenta también que hay extintores móviles (se desplazan con ruedas y pesan más de treinta kilogramos) y otros enmarcados en la categoría de portátil (son portátiles manuales los que tienen una capacidad de hasta veinte kilogramos y portátiles dorsales si pesan hasta treinta kilogramos).