Cuando uno piensa en el concepto de falda, inmediatamente asocia la idea a una prenda de vestir femenina. Es cierto que en muchos países son las damas quienes lucen faldas, pero también hay que ampliar nuestros conocimientos y aprender que, por ejemplo, en Escocia hay hombres que se visten con una falda escocesa típica identificada como kilt.

Más allá de la distinción por género derivada de costumbres culturales, resulta interesante describir las alternativas que ofrece el mundo de la moda para completar un look. Si bien los diseños, formas y texturas fueron variando con el paso de los años, es posible encontrar en el mercado faldas largas, minifaldas, faldas rectas, faldas tableadas, faldas campana, faldas de tubo y faldas pantalón. Las faldas vaqueras, en tanto, cautivan a quienes buscan un estilo femenino pero inspirado en la apariencia de un pantalón vaquero.

Las tendencias van generando cambios en el uso de materias primas para la confección, en los diseños (lisos o estampados, de mayor o menor largo) y en los colores (una amplia paleta cromática). Por eso hay épocas en las cuales se imponen las faldas de gasa, otras donde se estila lucir faldas de algodón, momentos donde la moda da espacio a las faldas de seda, etc.

Distinta es la interpretación que vincula a este término con las armaduras ya que se definía como falda a la parte que se llevaba abierta sobre las piernas, pendiendo del peto y del espaldar. Hubo faldas de malla, de launa y otras confeccionadas con telas blasonadas y labradas.