Resulta interesante conocer la cultura de distintos países a través de su gastronomía. Por eso en esta ocasión hemos decidido hacer foco en el dim sum, una propuesta de procedencia china que, en un primer momento, se tenía en cuenta para el desayuno y la merienda pero hoy en día también puede contemplarse como opción de almuerzo o cena.

Las raíces de esta alternativa asiática que suele acompañarse con té nos conducen a la cocina cantonesa, marco en el cual se distinguen alrededor de dos mil tipos de dim sum.

El dim sum consta de numerosos platillos, cada uno con estilo único y particularidades propias. La diversidad es la clave. Si bien la mayoría de los dim sum son salados, también existen los dim sum dulces para disfrutar a la hora del postre.

Asimismo, hay múltiples presentaciones y rellenos. Mientras que unos prefieren los dim sum fríos, otros optan por los dim sum calientes (preparados al vapor, al horno, en sopa, fritos, en estofado, etc). Pollo, verduras, carne y camarones son algunos de los productos que se utilizan para rellenar los dim sum.

Otro dato a tener en cuenta es que se sirven en porciones pequeñas que no suelen superar las cuatro piezas por recipiente para que el comensal pueda deleitarse con todas las variedades.

Los bollos de cerdo (al horno o al vapor), los rollitos Primavera, los pasteles, las albóndigas, los pudines de tofu, los bollos dulces, las tartas de huevo, las bolitas de sésamo, el arroz y los fideos fritos son parte del ritual del dim sum.