Los folletos impresos que se utilizan con fines pedagógicos (como instructivo, por ejemplo) o publicitarios (para promocionar productos, servicios, eventos) y tienen dos partes plegables que se abren o cierran tal como ocurre con los libros se conocen con la denominación de dípticos. En el mundo del arte, también se interpreta como díptico a los cuadros segmentados en dos compartimentos y a las placas desarrolladas en materiales como metal, madera o marfil unidas para generar dos partes que se decoran con pinturas y relieves.
En la antigüedad era común diferenciar entre dípticos profanos y dípticos litúrgicos o eclesiásticos. Se acostumbraba, además, a que quienes llegaban a cargos públicos importantes o celebraban un acontecimiento trascendente (como una boda, por señalar un caso puntual) ofrecieran elegantes dípticos. Así surgieron, entre otros, los dípticos consulares, como el del cónsul oriental Basilio y el de Probo.
A nivel religioso, se puede reconocer a los dípticos de los muertos donde se incluían los nombres de quienes habían fallecido (obispos, laicos, sacerdotes) y los dípticos especiales (para obispos).
Al repasar la lista de dípticos que adquirieron, con el paso del tiempo, una cierta notoriedad, ganan protagonismo obras como el díptico de la Anunciación desarrollado en madera por el artista italiano Simone Martini, así como el díptico creado sobre lienzo por el francés Jean Fouquet que se conoce como díptico de Melun o Virgen de Melun. Hans Memling, por su parte, enriqueció al rubro aportando un trabajo en óleo sobre tabla denominado Díptico de la Virgen con Maarten van Nieuwenhove.