Tanto el acto como la consecuencia de devaluar (es decir, de depreciar o bajar el valor de una determinada cosa) se conoce como devaluación.
Una de las más comunes a nivel mundial es la devaluación monetaria, una realidad que surge motivada por un gran número de causas (como una escasa confianza en la moneda local o las emisiones sin respaldo por parte del Banco Central como forma de financiamiento del gasto público) y genera múltiples inconvenientes (como el incremento de la inflación y la aplicación de aumentos significativos sobre las facturas de los servicios públicos). Es importante tener en cuenta que se puede diferenciar, en la práctica, entre una devaluación nominal y una devaluación real.
La devaluación competitiva, también conocida como guerra de divisas, se caracteriza por generar una competencia entre al menos dos países donde cada uno trata, en el marco de una relación internacional, lograr para su moneda local un tipo de cambio bajo que le resulte conveniente.
Dentro de una nación, asimismo, las autoridades pueden llegar a implementar medidas como la devaluación interna, basada en ajustes sobre las rentas y los salarios y la baja de déficits, así como en mejoras que apunten a mejorar la productividad para recobrar la competitividad que han perdido.
Al buscar mayor información sobre esta temática advertimos también la existencia de la devaluación fiscal, una modalidad que gira en torno a la alteración de los montos de diversos impuestos con el propósito de lograr competitividad económica a fin de mejorar la exportación y minimizar los costos de producción.