El acto de difundir, es decir, expandir, propagar, divulgar o hacer circular algo (un aroma, un dato, un gas, etc) es parte del proceso de difusión.

El rol de los comunicadores, por ejemplo, guarda relación estrecha con la difusión de información. Hay en este marco difusión de contenidos periodísticos, difusión de escuchas telefónicas, difusión de datos de investigación, etc.

En el mundo de los negocios, en tanto, adquiere gran importancia la difusión de innovaciones, que se lleva adelante con herramientas de marketing y estrategias publicitarias.

En un contexto de aculturación, por otra parte, no se puede pasar por alto la difusión cultural, gracias a la cual se conocen y transmiten valores de una colectividad a otra.

Distinto es el caso de los expertos en Física, quienes señalan como difusión a un proceso de carácter irreversible en el cual se incrementa el desorden molecular a partir de la incorporación a un medio de partículas que se disuelven en él. Es posible distinguir, de acuerdo a las características de cada fenómeno, entre difusión intersticial, difusión sustitucional y difusión neta, además de reconocer a la difusión facilitada, la difusión en el sistema respiratorio y la difusión simple, entre otras.

Para hacer posibles los servicios de telefonía móvil, asimismo, se emplea una tecnología conocida como “difusión de celda”, así como para transmitir contenidos se usa una tecnología de tipo inalámbrico denominada difusión móvil integrada. Para minimizar el ruido de una imagen, en otro orden de cosas, hay expertos que aprovechan un procedimiento conocido como difusión anisotrópica.