Desde que somos muy pequeños los dibujos cobran importancia en nuestra vida. Los primeros garabatos que hacemos apenas logramos sostener un lápiz o bolígrafo, dibujos abstractos por excelencia que generalmente no se entienden porque consisten en rayas y líneas, son conservados por nuestras familias como valiosas obras de arte sólo porque son los primeros trazos que realizamos.

Los dibujos animados, asimismo, nos seducen desde la pantalla chica (o el séptimo arte cuando asistimos a una función de cine) tanto en la infancia como en la juventud y adultez.

Cabe destacar que el arte de dibujar puede ser desarrollado de múltiples formas, arribando a resultados variados, algunos con un acabado más profesional que otros.

Hay quienes prefieren los dibujos a mano alzada (es decir, sin posar la mano sobre la superficie) y gente que desarrolla dibujos lineales (empleando elementos de Geometría y delineando segmentos de manera precisa). De igual modo, es posible distinguir los dibujos artísticos frente a los dibujos técnicos y a los dibujos geodésicos.

La manera de concebir la obra, de llevar a cabo la representación, el objetivo de dicho trabajo y el ámbito en el cual se aprovechará o aplicará el material, asimismo, permiten determinar si se trata de un dibujo industrial, un dibujo de concepción, un dibujo de fabricación o un dibujo de definición.

Cabe resaltar que, con el avance de la tecnología, surgió una nueva posibilidad a la hora de crear un dibujo: la de realizar diseños por computadora (u ordenador) gracias a software especializados en la elaboración de dibujos, tanto en blanco y negro como en color.