En otros tiempos, en el ámbito militar era común la utilización de un dispositivo para arrojar saetas o piedras denominado catapulta. También con ese nombre se identifica a un mecanismo que facilita, en ciertos contextos, el despegue de un avión.

A lo largo de la Historia, como se advierte al buscar información sobre este tema, han aparecido una amplia variedad de catapultas, así como otras que se proponen como una alternativa ideal pero difícil de llevar a la práctica. Esto último ocurre por ejemplo con las llamadas catapultas electromagnéticas, una opción para poner en órbita un satélite o lanzar al espacio una sonda no tripulada (por citar algunas posibilidades) abaratando el costo del lanzamiento que no es sencilla de realizar. Asimismo, en el plano de la ciencia ficción se ha hecho alusión a diferentes catapultas espaciales.

De profundizar la búsqueda de referencias sobre esta temática, encontraremos clasificaciones y detalles que nos permitirán marcar diferencias entre las catapultas de tensión (sistema que incluye un arco tensado capaz de almacenar energía), las catapultas de torsión (funcionan al torcer tendones, cuerdas, etc), las catapultas de tracción (requieren fuerza humana para activarse) y las catapultas de contrapeso (capaces de conservar energía sin fugas ni transformaciones), por indicar algunas de las más conocidas a nivel general.

Conociendo el mecanismo y la aplicación de este dispositivo, es posible armar en nuestros hogares catapultas caseras de manera sencilla con elementos de uso cotidiano (como lápices, hilo…). Incluso, esta tarea puede ser interesante para reciclar distintos materiales, como cartón, tapitas de plástico, palitos de helado, etc.