El concepto de arma es muy amplio porque abarca a muchos elementos, pero en líneas generales la palabra da idea de violencia. Sin embargo, resulta interesante tener presente que la noción puede emplearse además como algo abstracto que simbolice a un instrumento o vía para defenderse sin elementos físicos (“Mi táctica es enfrentar al mundo únicamente con las armas de la justicia, la verdad y la lealtad”, “Las mujeres encontramos en la sensualidad y la pasión, dos armas poderosas para cautivar a un hombre”) y para identificar a diversas localidades del mundo.
La intención de este artículo, lejos de promover el uso de armas, intenta repasar a modo informativo categorías que dan cuenta de la diversidad existente en materia de armamento. Se trata de expresiones que, en la vida cotidiana, leemos o escuchamos en los medios de comunicación cuando se describen hechos delictivos, agresiones callejeras, atentados o guerras, entre otras situaciones marcadas por distintas clases de violencia.
Se puede decir que, a grandes rasgos, hay armas aéreas, armas nucleares, armas biológicas y armas químicas. A partir de aquí, pueden distinguirse las armas de destrucción masiva, las armas blancas, las armas ligeras, las armas de fuego, las armas estratégicas y las armas tácticas.
Si buscamos dentro de estos grupos alternativas más puntuales que nos brinden más precisiones acerca del elemento utilizado en cada ocasión para fines concretos (concretar un robo o atacar un territorio considerado como enemigo, por ejemplo), entonces podremos diferenciar entre armas antisatélites, armas semiautomáticas, armas espaciales, armas de fuego cortas y armas de fuego largas.