Los equipos que sirven para vaporizar (es decir, transformar en vapor una sustancia líquida a través de una fuente de calor) se conocen con el nombre de vaporizadores.
En el circuito comercial es posible conseguir vaporizadores con fines de extracción, los cuales se encargan de evaporar sustancias tóxicas al trabajar con aceites esenciales vinculados a productos vegetales.
También existen los vaporizadores que aportan humedad a un cierto ambiente. Estos aparatos, que reciben el nombre de humidificadores, se subdividen a su vez en fríos y calientes. En el primer caso, se trata de vaporizadores-humidificadores ultrasónicos que requieren agua para restaurar la humedad relativa del entorno. Los vaporizadores-humidificadores de electrodos, por su parte, producen vapor y lo expulsan a gran temperatura, por eso son recomendables para gente con problemas respiratorios por resfrío, congestión nasal, etc. De analizar los humidificadores por evaporación encontraremos una opción no tan empleada como los anteriores ya que requiere agua destilada y funciona con una mecha que gana temperatura con un calefactor eléctrico y mantiene la humedad por capilaridad.
Los pulverizadores (muy comunes en los envases de productos de limpieza y de higiene personal en spray) también son vaporizadores ya que, al activar el dispositivo, el líquido contenido es expulsado de manera vaporizada, es decir, salen gotas finas con cierta presión. Los desodorantes y los perfumes suelen tener la presentación de vaporizador.
De buscar diversidad, a este listado descripto líneas arriba se le pueden añadir las alternativas de los vaporizadores caseros, los vaporizadores electrónicos y los vaporizadores infantiles, por citar otras referencias a modo de orientación.