En numerosas circunstancias se hace necesario extender una tubería para poder transportar en su interior diversos materiales o fluidos. A modo informativo, hoy ofreceremos datos de interés relacionados a una clase específica de conducto: el tubo de acero.
Según se advierte al buscar información y consultar a quienes trabajan en el sector de la construcción, es posible trabajar con tubos de acero estirado. Existen muchas variantes respecto a este producto, por eso es importante saber qué uso se le dará y en qué condiciones se lo trabajará para poder elegir modelo, tamaño (en base a las medidas que uno necesita en cada ocasión) y forma (hay redondos, rectangulares, cuadrados), entre otras variables.
Es posible, por ejemplo, optar por tubos de acero sin costura (carece de soldaduras, un detalle que lo vuelve ideal para soportar presión ya que puede contenerla gracias a la homogeneidad de su estructura). Hay, asimismo, tubos de acero con costuras longitudinales (con soldaduras rectas) y otros que se ofrecen con soldaduras en espiral o de forma helicoidal (trabajada como una tubería roscada).
Otra posibilidad es aprovechar los tubos de acero galvanizado, que pueden conseguirse con o sin costura y destinarse al transporte de aceites, vapores, gases o agua potable, por indicar algunas alternativas a modo de referencia. Asimismo, hay tubos flexibles de acero inoxidable y otra variedad presentada como tubos de acero al carbono, que al igual que en los casos mencionados líneas arriba se comercializan con o sin soldaduras y suelen tener aplicaciones estructurales y servir para conducir productos químicos, etc.