No se consigue soportar, aguantar ni ser paciente si no se tiene tolerancia. Esta palabra tiene muchas ramificaciones y se interpreta de diversas maneras, por eso es interesante conocerla en profundidad y saber en qué contextos tiene coherencia cada una de las categorías en las cuales se divide.
Hay un derecho, por ejemplo, que habilita a la gente a celebrar en un ámbito privado ceremonias que no se relacionan con el credo oficial del país donde se llevarán a cabo. A esto se lo conoce como tolerancia de cultos.
En el marco de una sociedad, asimismo, es posible reconocer casos de tolerancia social y de tolerancia civil cuando la comunidad o sus integrantes de manera individual demuestran respeto hacia prácticas, creencias o pensamientos de otros sectores (que pueden, incluso, ser minorías).
Los expertos en Informática, por su parte, utilizan la idea de “tolerancia a fallos” para hacer alusión a la capacidad que refleja un sistema para recuperar o tener acceso a datos aún ante la presencia de fallos en la estructura.
En el campo de la Medicina, en cambio, suelen tener relevancia expresiones como “tolerancia inmunitaria” (fundamental en los procesos de trasplantes de órganos) y de “tolerancia cruzada” (cuadro de ciertos pacientes que consumen una droga que otorga tolerancia a otra diferente), por mencionar algunas a modo de referencia.
Si uno busca otras aplicaciones, encontrará además que, para quienes desempeñan tareas asociadas al diseño y/o a la Ingeniería, la tolerancia es el porcentaje de error que se admite al fabricar un cierto producto.