Dos orígenes galos reconoce la Real Academia Española (RAE) para la idea de taller. En primer lugar, la presenta como una derivación de atelier y, en ese marco, la presenta como la palabra que describe al sitio donde se desarrolla una obra manual, hace alusión a un seminario o formación en artes o ciencias o bien identifica al grupo de asistentes de un maestro.

Por otra parte, el diccionario respalda una segunda interpretación, esta vez relacionada al vocablo ‘tailloir’ y aprovechada para mencionar a las vinagreras que se utilizan en un servicio de mesa.

De examinar las aplicaciones y alcances de esta noción, podremos advertir que en el ámbito deportivo se cita el término como nombre de distintos equipos argentinos y que, en materia de disciplinas y ocupaciones, existen múltiples clases de talleres que varían por la extensión de las clases, la metodología de trabajo y el rubro que abarcan.

A nivel mundial hay, como sabrán muchos de ustedes, talleres ferroviarios, talleres mecánicos, talleres textiles, talleres de carpintería, talleres de teatro, talleres gratuitos, talleres literarios, talleres barriales, talleres escolares, talleres para adultos, talleres para niños, talleres para la tercera edad, talleres de serigrafía, talleres de danza, talleres para adolescentes, talleres de pintura y talleres de títeres, entre muchos otros.

Si se buscan más precisiones, entonces es posible descubrir o recordar también las particularidades de los talleres terapéuticos, los talleres protegidos (donde se desempeñan personas con discapacidades mentales y/o físicas) y los talleres sustentables (en los cuales se promueven prácticas, procesos y emprendimientos amigables con el medio ambiente).