El concepto de sufragio (término que deriva del vocablo en latín suffragĭum) se emplea, en líneas generales, como sinónimo de voto pero, a juzgar por la teoría, también se aprovecha para hacer alusión a otras cuestiones que no guardan relación con los comicios.
Además de identificar a un sistema electoral establecido para la elección de autoridades y distribución de cargos, esta palabra refiere a un favor, asistencia, socorro o ayuda, así como a la vez permite hacer foco en las acciones buenas que se llevan a cabo por las almas del purgatorio.
De limitar la interpretación al contexto democrático donde se concibe al sufragio como un derecho constitucional de todo ciudadano para elegir a sus representantes, entonces podremos reconocer distintas clases de sufragios.
A lo largo de la Historia, según se advierte al buscar información al respecto que no se limite a la actualidad ni a un continente puntual, se ha implementado la fórmula del sufragio restringido (conocido también como censitario, contempla el derecho a votar sólo para ciudadanos que cumplen ciertos requisitos). Asimismo, ha sido posible beneficiarse con el sufragio universal y aún se pueden aprender las particularidades tanto del sufragio activo como del sufragio pasivo, recordar cómo, cuándo, dónde y por qué se autorizó el sufragio femenino, diferenciar al sufragio directo del indirecto e informarse sobre el carácter secreto del sufragio, una garantía pensada para impedir influencias a la hora de votar: es decir, con este respaldo, todo ciudadano puede ejercer su derecho a elegir sin condiciones ni presiones ya que nadie en el cuarto oscuro lo acompaña para obligarlo a votar contra su voluntad.