Se define como sexualidad a la colección de rasgos fisiológicos y particularidades anatómicas propias de cada género que se reconoce entre los seres vivos. Esta palabra, indica el diccionario de la Real Academia Española (RAE), se desprende del concepto de sexual, razón por la cual se puede aprovechar también para hacer alusión al deseo de disfrutar íntimamente de manera carnal más allá de los fines reproductivos, es decir, por puro placer.

Al hacer foco en la sexualidad del ser humano, adquieren relevancia las orientaciones que un individuo puede tener en ese aspecto. Si bien se suele considerar a nivel mundial que la mayoría de la gente es heterosexual (es decir, que siente atracción por personas del sexo opuesto), no se puede dejar de reconocer (y de respetar) la existencia de la homosexualidad, una orientación basada en el interés (sentimental, sexual, afectivo, etc.) por exponentes del mismo género. Asimismo, hay quienes se declaran bisexuales, una inclinación que se manifiesta por el deseo y la atracción por sujetos de ambos sexos. Al profundizar en los alcances de la sexualidad, al mismo tiempo, se pueden señalar prácticas y actividades “polémicas” y hasta juzgadas por la opinión pública (como el sadomasoquismo, por incluir un ejemplo) que, si bien corresponden a la intimidad de cada individuo, son materia de debate.

Por otra parte, si se pone atención en cómo se reproducen los ejemplares del reino vegetal, se podrá saber más acerca de la sexualidad vegetal. De este modo, conoceremos los rasgos distintivos de las flores hermafroditas y de las flores unisexuales, así como los detalles de las plantas monoicas, ginoicas, androicas, ginomonoicas, subandroicas y polígamas, por mencionar algunas variedades a modo de referencia.