Charles Darwin, el naturalista inglés recordado por su teoría de la evolución, fue quien impulsó en primer lugar la idea de la selección natural. Este concepto, tal como se advierte al consultar el diccionario de la Real Academia Española (RAE), hace referencia a un fenómeno prolongado en tiempo y espacio que explica por qué, con el correr del tiempo, desaparecen ciertas especies vegetales y/o animales y son reemplazadas por otras más avanzadas.
Darwin abordó la cuestión en obras como “El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas preferidas en la lucha por la vida” y “El origen del hombre y de la selección en relación al sexo”. Por razones de espacio y para evitar que este artículo se vuelva complicado de entender para algunos lectores, en Tipos.com.mx no podemos detallar todo lo relacionado a la noción ni profundizar en sus alcances, pero sí estamos en condiciones de describir los múltiples procesos nucleados en la teoría de la selección natural.
Al respecto, hay que decir que los expertos reconocen cuatro clases de selección de carácter natural: una bautizada como estabilizadora (que apunta a evitar las modificaciones de formatos y funciones y demuestra que los organismos con particularidades ‘promedio’ son los que poseen más chances de sobrevivir), otra denominada direccional (también conocida con el nombre de selección positiva), una tercera señalada como balanceada (beneficia, de manera simultánea a ejemplares considerados extremos en la expansión de un rasgo biológico) y una cuarta variante que se conoce como sexual. Esta última, consideran los especialistas en el tema, alude a las competencias que se producen dentro de una comunidad por la pareja. Según quiénes estén involucrados, se hablará de selección de tipo intrasexual o de tipo intersexual.