Con origen en el vocablo latino seductĭo, la idea de seducción refiere al acto y resultado de seducir, es decir, de conquistar, cautivar o encantar a alguien para lograr una determinada influencia sobre esa persona y, de este modo, conseguir aquello que se busca.
El juego de la seducción (que puede llevarse a cabo en una institución académica, en un entorno laboral, en un boliche, en un espacio público o hasta en una reunión familiar, por mencionar escenarios posibles) puede desembocar en un romance, reavivar la pasión en una pareja o tener objetivos perversos, malos y perjudiciales. En este último caso, no se puede pasar por alto la posibilidad de que un adulto seduzca a un niño o niña con engaños y promesas a fin de abusar sexualmente del menor, así como también existen a nivel mundial casos en los cuales se utilizó el arte de la seducción como vía para robarle a la víctima de esa estrategia.
De buscar otras clases de uso del término o bien otras categorías que permitan conocer el alcance de esta noción, adquirirán relevancia las opciones de “Seducción letal” (título en español de un filme norteamericano protagonizado por Elisabeth Shue y Woody Harrelson); de seducción publicitaria (táctica para generar deseo en los consumidores); de seducción hipnótica (técnica que aprovecha la hipnosis para seducir a un ser humano); de seducción neurolingüística (se vale del recurso conocido como programación neurolingüística para persuadir y cautivar) y hasta la de seducción online (generada por medio de Internet), por citar algunas de las más comunes.