Todo aquello que tiene la capacidad de roer y que logra conmover o movilizar se describe como roedor (o roedora, en su versión femenina). En el campo de la Zoología, este término identifica a una familia de mamíferos por lo general de tamaño mediano que poseen en sus mandíbulas un par de poderosos incisivos con los cuales roen la madera, corroen, muerden y perforan las superficies.
El grupo de roedores incluye a un gran número de especies, por eso resulta interesante aprender sobre el tema y saber qué animales pertenecen a este conjunto y cómo se clasifican las diversas familias del clan.
En primer lugar, es posible distinguir entre roedores salvajes y roedores domésticos. Los integrantes del primero de los grupos mencionados están distribuidos en distintos rincones del mundo y pueden ser ejemplares de grandes dimensiones como el coipo o pequeños, como el ratón de campo. Los roedores domésticos, en cambio, se consideran mascotas y contemplan variedades como las de los cobayos, los hámsteres, las chinchillas domésticas y las ardillas, entre muchas otras.
Al analizar a estos animales y el vínculo que el ser humano establece con ellos, es posible también hacer referencia a la categoría de “roedores útiles”, en la cual aparecen especies que el hombre aprovecha con fines alimenticios, para comercializar su pelaje o para investigaciones científicas. Por otra parte, hablar de “roedores dañinos o perjudiciales” es hacer referencia a plagas que ocasionan daños materiales en el entorno que habitan, destruyen plantaciones y transmiten enfermedades que atentan contra la vida de las personas y de otros seres vivos.