Al oir o mencionar la idea de sacerdote, uno inmediatamente traslada sus pensamientos hacia el plano religioso, ya que este concepto con origen en el vocablo latino sacerdos identifica, dentro del catolicismo, al hombre que se ha preparado para oficiar la misa y realizar actividades referentes al área pastoral. Sin embargo, el término tiene un significado más amplio por estar presente en numerosos credos: de ahí que resulte interesante descubrir sus alcances y sus múltiples aplicaciones para ampliar nuestros conocimientos generales.
De hacer foco en la antigüedad, por citar una posibilidad, se podrá recordar la figura de los sacerdotes augustales, quienes le rendían culto al emperador romano Augusto, mientras que el príncipe de de los sacerdotes hebreos ha sido presentado a lo largo de la Historia como el “sumo sacerdote”.
Más allá de estas referencias, es posible distinguir también a los sacerdotes simples (aquellos con vocación de servicio que no poseen competencia eclesiástica), a los sacerdotes incas (conocidos como Huíllac Uma en quechua y señalados como Vila Oma por los españoles, eran los sacerdotes principales del Imperio Incaico), a los sacerdotes jesuitas (nucleados en torno a la llamada Compañía de Jesús), a los sacerdotes sanadores (tal como se conoce a los curas que, con fe y convencidos de ser instrumentos de Dios, imponen sus manos frente a alguien enfermo y logran, de acuerdo a quienes creen en ellos, sanar al individuo en cuestión) y a los sacerdotes anglicanos (enmarcados en las tradiciones de la iglesia anglicana), por citar algunas otras clases de sacerdotes cuyas figuras han adquirido popularidad a escala internacional.