El concepto de runa se utiliza tanto para identificar a todos los caracteres que usaban los antiguos escandinavos para escribir como así también para aludir a un individuo indio y para nombrar, en ciertas regiones de Bolivia y Argentina, a una papa (patata) de tamaño pequeño.
De investigar en profundidad cada uno de estos significados, se podrán conocer las categorías en las cuales se ramifica esta noción. Dentro de los alfabetos rúnicos, por ejemplo, es posible distinguir a las modalidades de las runas anglosajonas, las runas crípticas, las runas escandinavas, las runas germánicas y las runas ligadas. En este marco, se llegará también a descubrir sistemas como el de las runas eslavas, el de las runas húngaras, el de las runas enanas (alfabeto ficticio inventado por el escritor J.R.R. Tolkien) y el de las runas túrquicas.
En suelo sudamericano, por otra parte, se conoce como runa simi al dialecto de los incas, lengua que se engloba en el conjunto del idioma quechua. En el Antiguo Imperio Inca, además, solía definirse como hatun runa al sector social de los trabajadores.
Otras expresiones y conceptos que amplían y diversifican la idea de runa: la freguesía portuguesa conocida como Runa, el nombre original del río Arga (corriente de la comunidad española de Navarra que supo llamarse en un principio Runa), el libro “Runa” (novela desarrollada por el autor argentino Rodolfo Fogwill) y las denominadas runas armanen (tal el nombre del grupo de runas pensadas como oráculo que ideó el escritor, empresario y periodista germano-austríaco Guido von List.