Tipos de articulaciones


El lenguaje propio de la anatomía define a la articulación como la unión entre dos huesos u órganos esqueléticos, mientras que la botánica la presenta como una especie de coyuntura que permite que, en una planta, se liguen dos partes.

Claro que, al ser un concepto que ha sido adaptado a otros ámbitos, se hizo necesario establecer un significado general que explicara el porqué de su utilización. En este sentido, pues, se le pudo otorgar un perfil universal relacionado a la unión que se logra entre dos o más elementos sin perder libertad de movimiento.

A partir de entonces, comenzaron a popularizarse expresiones como articulación lingüística (la cual intenta revelar la razón de que una lengua carezca de límites explícitos acerca de lo que puede llegar a transmitirse a través de ella) y articulación fonética (trabajo de los músculos para lograr la comunicación oral), así como también se incluyó al vocablo en el lenguaje musical para describir al modo en que se produce la transición de un sonido a otro y surgieron, en otros campos, la articulación anatómica y la articulación mecánica.

De todos ellos, el grupo más amplio es el de la articulación entendida desde la anatomía, donde es posible clasificarla de acuerdo al tejido que la forma (así nacen las articulaciones sinoviales o diartrosis; las fibrosas o sinartrosis y las cartilaginosas o anfiartrosis) o al nivel de movimientos que permiten efectuar (segmento compuesto por las articulaciones semimóviles, las móviles y las inmóviles).

Entendidas desde otra perspectiva, las articulaciones del cuerpo humano pueden dividirse en articulaciones cervicales, articulaciones acromioclaviculares, articulaciones cigapofisarias, articulaciones coxofemorales, esternoclaviculares, sacroilíacas, temporomandibulares y escápulohumerales.