Los expertos en Biología describen como aerobios a todos los organismos que, para permanecer con vida, requieren oxígeno. Estos seres, según la teoría, desarrollan un mecanismo de respiración basado en la extracción de energía a partir de moléculas orgánicas. En este procedimiento, los involucrados oxidan carbono y usan como oxidante al oxígeno presente en el aire.
Este complejo sistema consta de diversas etapas. Primero se produce la glucólisis, luego ocurre la descarboxilación oxidativa del ácido pirúvico en la mitocondria, poco después tiene lugar el ciclo de Krebs y, para terminar, se lleva a cabo la fosforilación oxidativa, una fase que involucra a las bacterias aeróbicas y a las mitocondrias de las células eucarióticas.
Si bien hay que especializarse en el tema para comprender todos los conceptos y entender cómo se logra la respiración y qué abarca este proceso vital, se pueden reconocer a simple vista dos modalidades de respiración aerobia, las cuales pasaremos a detallar a continuación.
Una de ellas, propia de seres multicelulares y de casi la totalidad de los organismos vertebrados, es la respiración externa. Esta forma de respirar supone el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono que, de manera constante, lleva a cabo un organismo con el medio que lo rodea. En este contexto, intervienen, de acuerdo a cada caso, las branquias y los pulmones.
La otra modalidad de respiración aerobia es la interna, una posibilidad que contempla el desarrollo gradual de una reacción de tipo químico donde intervienen el oxígeno y las diminutas moléculas orgánicas que se obtienen del alimento consumido.