En numerosas ocasiones, grandes, jóvenes y niños solemos acompañar carnes y otras propuestas similares con puré. Esta pasta que se logra al triturar y mezclar diversos ingredientes puede tener diferentes bases, por eso hoy haremos referencia a las variedades de puré que podemos llegar a degustar a lo largo de nuestra vida.
De buscar un acompañamiento para una costilla de cerdo, por ejemplo, se puede optar por un puré de batata (o bien por un puré de manzana), así como una tira de asado puede combinarse a la perfección con un puré de calabaza. Más convencional es la idea de comer milanesas con puré de papa (cabe resaltar que el puré de papas puede aprovecharse también para crear las llamadas bombas, una preparación que consiste en armar pelotas de puré rellenas de jamón y queso para luego pasarlas por pan rallado y cocinarlas ya sea en horno o en una sartén con aceite).
Claro que, además de estas alternativas, hay otras preparaciones menos populares que vale la pena conocer (o recordar, según el caso) si se quiere descubrir otras clases de puré. El tapenade, por citar un caso concreto, es un puré que se elabora al machacar aceitunas negras junto a algunas anchoas, alcaparras, atún, aceite de oliva y ajo.
Asimismo, resulta interesante saber que hay a nivel mundial platos que se arman a base de puré de tomates, puré de zanahorias, puré de berenjenas, puré de lentejas, puré de arvejas, puré de banana o de puré de castañas, entre otras alternativas.