Hace mucho tiempo nació en Escocia un juego que, con los años, se expandió por el mundo y se convirtió en un deporte capaz de cautivar a generaciones enteras. Se trata del golf, una actividad basada en golpear con un palo una pelota de pequeñas dimensiones para lograr meterla en diversos hoyos con la menor cantidad de golpes posibles.
Según la distancia que deba cubrir, la velocidad y la fuerza que se necesite en cada caso, el golfista hará uso de un palo específico. A fin de ayudarlos a conocer más al respecto, a continuación ofreceremos una breve descripción de los diferentes tipos de palos que se pueden utilizar en un partido de golf.
Hay unos, reservados para los tiros de mayor extensión, que se conocen como maderas pese a que hoy en día se fabrican con titanio o acero. Con ellos, por ser largos y dotados con una cabeza ancha, se logra cubrir una distancia considerable a gran velocidad. Por lo general, los golfistas suelen llevar tres de estos palos a los partidos.
Distinto es el caso de los hierros, unos palos cuyas bases presentan diversos ángulos y permiten, por lo tanto, realizar tiros con inclinaciones diferentes. Suelen ser más cortos que los madera y su cabeza es sólida y fabricada en metal. Dentro de este grupo de palos se puede reconocer al wedge, un instrumento que a su vez se subdivide de acuerdo al ángulo de inclinación en pitching wedge, sand wedge, gap wedge y lob wedge.
Por último, aparecen los putter, unos palos que permiten desplazar la pelota en dirección al hoyo con sólo un golpe.