El concepto de peinado hace referencia al resultado de peinar (es decir, de pasar un peine o cepillo por el cabello para quitarle eventuales nudos y darle forma, volumen, etc.). Si bien se puede peinar a perros y gatos, entre otros animales, lo habitual es relacionar la idea de peinado a cómo arreglan y lucen sus cabelleras los seres humanos.

Como cada persona decide qué imagen dar y cómo llevar su pelo, no existe una única clase de peinado. Así, entonces, se los puede clasificar según la complejidad de la tarea, el modo de llevarla a cabo, los ámbitos donde se lucirá el look y el estilo elegido en base a la edad y/o las preferencias de cada uno.

Si uno bate y riza su cabello, por ejemplo, puede lograr un peinado afro, mientras que si se enrosca el pelo y se lo sujeta en la parte trasera de la cabeza dejando al descubierto la nuca, se lucirá un peinado recogido basado en un rodete.

Claro que, sin llegar a hacer foco en el proceso del peinado ni en casos puntuales, se pueden reconocer categorías generales que distinguen a los peinados fáciles que uno mismo puede llevar a cabo en el hogar de los peinados de cierta complejidad que sólo logra un estilista experimentado en un salón de belleza. También hay peinados para novias; peinados de fiesta; peinados antiguos; peinados de moda; peinados ideales para quienes tienen pelo corto; peinados para cabellos largos; peinados para hombres, para niños y para mujeres; peinados semirecogidos y peinados juveniles, entre muchos otros.