Se conoce como patada al golpe que se realiza con alguno de los pies (en el caso de los humanos) o al que dan los animales con sus patas. Si bien la idea de patada implica una acción violenta que por lo general se lleva a cabo en el marco de una pelea, es necesario tener presente que en un contexto deportivo este término permite hacer referencia a un movimiento típico de las artes marciales.
Hay, en disciplinas como el karate, el taekwondo y el kung-fu, diversas clases de patadas autorizadas, unas más complejas que otras. Según los expertos en estas actividades, entre las patadas básicas aparecen las de tipo frontal (con las cuales se puede empujar al oponente) y las patadas laterales (quien las ejecuta suele ponerse de costado y dejar su cadera en perspectiva lateral respecto al rival). Ya más difíciles de concretar con buena técnica y de manera adecuada son las patadas ascendentes y descendentes, las patadas semicirculares, las patadas tijera y las patadas verticales.
En el fútbol, por otra parte, las patadas también existen pero, en este caso, son penalizadas porque no están contempladas en el reglamento. Como sabrán, aunque sea motivo de castigo, muchos futbolistas suelen apelar a las patadas para frenar a un rival o para descargar su impotencia. Según la fuerza aplicada en esa acción, en qué circunstancias se efectúe la patada y las características generales del hecho, el árbitro podrá, de acuerdo a su criterio, sancionar a quien pegó la patada (a través de una tarjeta amarilla de advertencia o una tarjeta roja si la situación amerita la expulsión) o bien cobrar la falta a favor del equipo contrario sin llegar a mostrar una tarjeta al infractor.