Se conoce como unión química al resultado de un proceso por el cual un mínimo de dos átomos se ensamblan entre sí dando lugar a una especie química que sólo se hace posible cuando la sustancia que se obtiene posee una mayor estabilidad respecto a los átomos que la forman.

De acuerdo a las características de cada interacción entre moléculas y átomos y las particularidades que se adviertan en los respectivos procesos, cada enlace o unión se clasifica de un modo determinado que, en líneas generales, detallaremos a continuación.

Los denominados enlaces covalentes, por ejemplo, son aquellos en los cuales se observan electrones compartidos entre átomos que no metálicos. Dentro de esta categoría, dicen los expertos en cuestiones químicas, se puede hacer referencia a uniones covalentes polares (con cargas eléctricas neutras), no polares (compuestos por átomos idénticos), de uniones covalentes coordinadas y de enlaces covalentes simples, dobles, triples o cuádruples.

Claro que los mencionados en el párrafo anterior no son los únicos: también es posible lograr y analizar enlaces iónicos (cuando un mínimo de dos átomos con diferencias considerables de electronegatividad se unen), enlaces flexionados, uniones de tres centros y dos electrones, enlaces metálicos (conjunto en el cual los electronces de valencia y los núcleos atómicos de metales se juntan entre sí), enlaces aromáticos, enlaces peptídicos (unión que involucra al grupo carboxilo de un aminoácido y al grupo amino de otro aminoácido) y enlaces intermoleculares (entre los que aparecen los enlaces mecánicos y los enlaces de hidrógeno), por citar otros.