El título de este artículo ya adelanta el tema a tratar en estas líneas pero, aún así, vamos a acercarnos al concepto elegido en esta oportunidad a través de pistas que lo evoquen sin nombrarlo de forma directa.

En primer lugar, entonces, diremos que hoy haremos referencia a un detalle presente en las extremidades del cuerpo humano que las damas suelen embellecer con esmaltes sintéticos. También podremos presentarla como sinónimo de pezuñas o garras y como un elemento que ayuda a los músicos que tocan instrumentos y desean lograr sonidos distintos a los que se crean a partir de una púa raspando una cuerda.

Se trata, como habrán advertido, de profundizar en la noción de uña, esas durezas de los dedos que crecen con frecuencia y que las manicuras y pedicuras moldean para proporcionarles un buen aspecto.

Claro que, a nivel mundial, no se reserva esta palabra para describir sólo a la estructura que cubre una porción de piel de las manos y los pies: si bien según cada caso se puede hablar de uñas rotas, uñas laminadas, uñas astilladas y uñas de cuchara, también hay expresiones que amplían el alcance del término.

Hablar de uña de gato, por ejemplo, es hacer referencia a una planta que se valora a nivel medicinal por sus poder regenerativo. En cambio, pronunciar la frase “tiene las uñas afiladas” es querer describir una predisposición hacia el robo por parte de un determinado individuo.

Uña en garra, uña espesa, uña encarnada y ‘ser carne y uña’ son otras expresiones relacionadas al concepto de uña.