Ciertos tratamientos quirúrgicos (como la corrección de defectos visuales del ser humano), algunas prácticas industriales (vinculadas por ejemplo a las mediciones y a los cortes precisos de piezas), varios dispositivos asociados a la informática (como las impresoras y los ratones) y determinados sistemas de iluminación (como los que se emplean en las discotecas) aprovechan las bondades del láser.
Según indica la teoría, se denomina láser a aquella herramienta de tipo electrónico que se caracteriza por aumentar de modo considerable un haz lumínico monocromático, aunque a la hora de ampliar los conocimientos también es oportuno tener en cuenta que este mismo término se utiliza en el ámbito de la navegación por ser el nombre que identifica a la embarcación a vela que, en 1969, desarrolló Bruce Kirby.
Si uno hace un relevamiento para descubrir las diversas variedades de láser que pueden encontrarse en el mercado actual no tardará en advertir que la oferta es enorme. Hay, por citar algunos ejemplos, láser de cristal líquido (propuesta aplicable a televisores pero también útil para diagnósticos médicos relacionados a la diabetes o distintos tipos de cáncer), otros de colorante (al respecto, hay que decir que esta opción se destaca por haber sido el primer láser sintonizable), láser de nitrógeno (muy empleado en investigaciones de carácter científico), láser de dióxido de carbono (tiene la particularidad de ser uno de los láseres de gas más antiguos) y láser de helio-neón.
Asimismo, hay láser de electrones libres, láser excimer, láser ultra intenso y punteros láser, entre muchas otras opciones.