El concepto de plóter (o plotter) está reconocido por la Real Academia Española (RAE) como un elemento periférico de las computadoras que permite dibujar o representar diagramas y gráficos.
Estas máquinas que pueden ser monocromáticas o de cuatro colores (aunque también hay equipos más exclusivos de ocho y doce colores) poseen diversas dimensiones y características que se ajustan a las necesidades de cada usuario.
Como la oferta al respecto es amplia, hoy en día es posible hallar desde plóteres simples que no superan los 120 centímetros de ancho hasta plóteres de hasta 157 centímetros de ancho (recomendados para lograr gráficos profesionales).
Además, se ofrecen plóteres de inyección de tinta (cuyas ventajas radican en su precisión, su funcionamiento silencioso y en la posibilidad de generar dibujos no lineales y policromos) y otros de plumas (más lentos y limitados pero brindan mejores resultados gracias a la calidad y suavidad en los trazos). Además de los mencionados, hay plotters electrostáticos, térmicos o de láser que, si bien tienen un precio más elevado que los anteriores, se eligen por su velocidad de trabajo, su capacidad para estar en funcionamiento largas horas y por no necesitar ninguna clase de mantenimiento.
Cabe resaltar por otra parte que los plotters no son sólo de dibujo: también hay de corte, los cuales pueden ser de mesa o rodillo y además de dibujar permiten cortar vinilos adhesivos y materiales más gruesos como el cartón, la cartulina, etc. Sus variedades incluyen plóteres de corte tangencial, de arrastre o de cabezal excéntrico, de arrastre por fricción o por tracción.