Se conoce como situaciones límite a todas aquellas circunstancias que nos obligan a ver de cerca la muerte, a tomar decisiones terminantes, a hacernos fuertes de golpe para afrontar realidades difíciles…

No todos los días el destino nos enfrenta a una situación límite, pero sí resulta importante saber que este tipo de escenario puede aparecer, por múltiples razones, de un momento a otro en distintos ámbitos relacionados a nuestra vida personal, profesional y social. Es cierto que nadie está preparado para este tipo de episodios, aunque aprender un poco acerca de cuáles son las variables que influyen y cómo se llega a una situación así sirve como orientación.

Hay situaciones límite que llegan a partir de un problema de salud (como una enfermedad grave que sólo deja como opción un transplante para extender la vida de quien padece el problema) y otras que aparecen por cuestiones climáticas (una región, por ejemplo, puede llegar a una situación crítica si no recibe suficientes lluvias en un periodo determinado y esa sequía se agudiza).

Los vaivenes económicos de un país o bien el mal manejo de fondos puede derivar, en cambio, en una situación límite de índole financiera para familias y/o empresas, así como también se pueden reconocer situaciones límite relacionadas a la violencia de género (una mujer denuncia a su marido por golpes y amenazas, la Justicia no le ofrece garantías, ella no tiene empleo ni un lugar para mudarse, su esposo continúa con las agresiones y la víctima, como última opción, acude a los medios de comunicación para pedir auxilio, por describir un caso posible a modo de referencia).