En Filosofía se emplea el concepto de silogismo (palabra que deriva de syllogĭsmus, un vocablo latino que a su vez procede de un término griego) para identificar a una estructura de pensamiento formada a partir de tres premisas, en la cual la última se deduce a partir de las dos anteriores.

El llamado silogismo cornuto, dicen los expertos, es el argumento que, a nivel general, se conoce como dilema. Un dilema, tal como indica el diccionario de la Real Academia Española (RAE), es el argumento logrado a partir de dos proposiciones de contenido opuesto, un detalle que obliga a elegir una y deja a la restante anulada.

Dentro del campo de la Lógica suelen reconocerse varias categorías en materia de silogismos. Por ejemplo: el silogismo hipotético es aquel que trabaja en torno a cuestiones supuestas, motivo por el cual los argumentos pueden incluir tanto términos legítimos como inválidos. Asimismo, es posible identificar a los silogismos categóricos (estructura armada en función de un par de premisas y una conclusión) y a los silogismos condicionales (donde la premisa mayor pone en evidencia la dependencia entre un par de proposiciones de carácter categórico). El silogismo compuesto, por su parte, ofrece como premisa mayor un ununciado compuesto y como premisa menor un argumento que refuta o ratifica el contenido del enunciado anterior.

Distinto es el caso del silogismo de Chuquisaca, una expresión reservada para hacer alusión a una proclama que, en septiembre de 1808, realizó el político, revolucionario, abogado y militar argentino Bernardo de Monteagudo.