Dentro de una sociedad, como sabrán muchos de ustedes, existen vínculos e interacciones de diversa índole que garantizan los acercamientos cotidianos entre la gente, sin importar su género ni su edad. Estos contactos varían entre una persona y otra, por eso al hablar de relaciones humanas no es posible establecer una generalidad o abordar la idea desde una visión amplia.
A fin de ayudarlos a reconocer qué clases de lazos pueden surgir entre dos o más individuos más allá de las ataduras familiares, la relación de amistad o los compromisos laborales que posean, hoy haremos referencia desde este espacio a las dos modalidades que segmentan al conjunto de las denominadas relaciones humanas.
Al respecto, hay que decir que no todos los acercamientos entre un mínimo de dos personas comparten un mismo origen o se desarrollan de la misma manera: cada unión es única, comienza por una razón particular y se prolonga de acuerdo a los intereses de los involucrados.
Sí, en cambio, es posible establecer dos categorías que encuadran a este tipo de relaciones personales: una de relaciones primarias y, la restante, de relaciones secundarias.
Se habla de relaciones primarias, según los expertos que analizan los vínculos humanos, cuando la interacción se produce por motivaciones propias y el lazo se lleva a cabo de forma directa, es decir, sin necesidad de excusas que justifiquen el acercamiento.
Las relaciones secundarias, en cambio, se inician a partir de un requerimiento de alguna de las partes, ya sea por la contratación de un servicio o por querer establecer un contacto con alguien por razones concretas en un cierto contexto.